Dejo que me colmes de dulzura,
de ternura, de delicadeza,
porque la bravura y ferocidad
la dejamos para otro momento.
Ahora mi mente y mi corazón
precisan de ese bienestar
que me regalas a manos llenas,
no eres un tacaño, sino todo el contrario,
eres pródigo en caricias, en besos,
esos dones que lo cambia todo.
Deseo bañarme en todo lo que venga de ti,
y dejarme mojar sin miedo a ahogarme,
me has enseñado a nadar contigo,
y no deseo otra cosa que abandonarme
a tus desvelos por amarme sin reservas.
(Kanet)
